Quién es Quién

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Noé Farrera Morales

Inseguridad pública
Ayer platicaba con un amigo sobre el tema de la seguridad pública en la capital Tuxtla Gutiérrez. Sobre todo, después de un buen de denuncias que sindican la colusión de los elementos encargados de velar por la seguridad de los tuxtlecos, y que dependen directamente de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal que dirige el neófito Jorge Alexis Zuarth Córdova, con grupos delincuenciales. Y hasta parece una broma de mal gusto, pero no lo es. Me ha tocado ver, de forma personal, la forma tan déspota y abusiva en cómo se dirigen los policías con las personas. No hace mucho en el parque de Terán, mientras salía de la misa con mi familia me tocó intervenir en un atentado a la libertad. Un joven de escasos 19 años, con algunos tatuajes en los brazos y en patineta, estaba siendo, primero, agredido verbalmente por los uniformados. Pude escuchar claramente que uno de ellos le decía que si donde guardaba la droga. Imagine esa clase de servidores públicos que estigmatizan a las personas y que creen que todos los tatuados o con playeras de rockeros son consumidores de estupefacientes.

El asunto no termina ahí, porque de inmediato, cuando el joven contestó que conocía sus derechos le dieron la vuelta y lo estrellaron en contra de la patrulla. Lo empezaron a esculcar y el chico de inmediato se metió la mano a la bolsa para sacar su cartera. Dos policías trataron de arrebatársela, y ahí intervine. Les pregunté sobre el delito que había cometido el joven. De forma grosera y prepotente, respondieron que no interviniera, que no era asunto mío y el joven me dio su cartera. Los uniformados se me quedaron viendo de cómo me metí ésta a la bolsa y les dije que era mi nieto. Me identifiqué y a regañadientes soltaron al joven, no sin antes verter una serie de amenazas. Y ahí pude reflexionar sobre el rol de estos gorilas. De entrada, no tienen forma física para poder enfrentar el peligro. Luego, son bastante ignorantes y en su forma de actuar como trogloditas violentan

los derechos de las personas, lo cual es sumamente grave. Ya hemos leído múltiples acusaciones de su actuar. Son los mismos que arrastraron a un perrito y que si son capaces de eso, son capaces de cualquier atrocidad que usted pueda imaginarse.
Ahora, regresando a que violentan los derechos de los detenidos. Imagine que cae en sus manos un feminicida, un violador, un asesino o cualquiera otra de las fichitas que proliferan en nuestro mundo. Imagine que son ellos los que lo detienen con su forma tan peculiar de lanzar golpes, de agredir verbalmente, de amenazar, de usar indiscriminadamente el gas pimienta o de querer extorsionar. Eso es lo que no mide Zuarth Córdova cuando se le sindica a su policía, a sus elementos encargados de cuidar a la ciudadanía. Si persiste ese comportamiento abusivo, seguramente los detenidos, aunque sean culpables, tendrán ese gancho de poder argumentar que los oficiales de seguridad les violaron sus derechos y saldrán libres. Son muchos los casos en el país que nos han mostrado que esa ingente ignorancia que prevalece dentro de los cuerpos de policía es la que termina siendo enemigo de las instancias procuradoras de justicia. Sobre todo, cuando se señala a los policías de ser los principales enemigos de los ciudadanos. No se puede seguir teniendo a elementos de seguridad que, en lugar de ser aliados de la gente, sean los principales enemigos. No hay nada que le dé más miedo a la gente que toparse con las luces de una patrulla. Y eso, señores, me lo han dicho amigas y amigos.

Pero el problema de todo esto no es solo Jorge Alexis Zuarth Córdova. Sino que es una escalada de nombres en los que pasa a recaer el mismo alcalde Carlos Morales, de quien ya hablaremos en la siguiente columna, hasta llegar a la secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Gabriela Zepeda Soto. Porque pareciera que a todos los encargados de la seguridad les cayó una maldición, les cayó un hechizo que ha hecho que no tengan la capacidad de poder hacer frente a este problema público que ha rebasado casi todo. No hay capacidad de la policía para atender a toda la población. Desde hace varios trienios se había señalado que hacen falta más elementos para poder cubrir mediamente bien este tema, pero ni con Fernando Castellanos Cal y Mayor, ni con la llegada de Carlos Orsoe Morales Vázquez, se ha podido hacer frente al tema. Todos los munícipes tienen claro que esta ciudad ha crecido en el desorden bajo la complacencia de los gobiernos pasados, pero eso debe ponerlos sobre aviso. Quien se renta para alcalde debe tener la capacidad de solucionar los problemas que aquejan a su municipio. Sino es así, para qué lo queremos, para que levantan la mano si no hay capacidad.
Por lo pronto, el talón de Aquiles de los gobiernos es y ha sido la inseguridad. Y más todavía con ese tipo de elementos que son promotores de la inseguridad pública, que son los principales violentadores sistémicos en ese tema, y a quienes la población en sí no les tiene ni un gramo de confianza. Lo cual resulta sumamente lamentable. Mientras no se trabaje de fondo este tema, seguiremos padeciendo los mismos males sin una cura que nos ayude a salir adelante. Aguas con eso. Nos leemos mañana.

Anclaje

Buen puente el de este fin,
cumple años don Benito,
largo descanso y al fin,
a la playa un ratito.

Alumnos y burocracia
son los más beneficiados,
los diputados sin gracia,
también se van de feriados.

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