Noé Farrera Morales
Rencores añejos
Como cada año, en Venustiano Carranza dio inicio el famoso bracheo. Cuando escuchamos la palabra, no pensamos que nos evoque a un tema complejo y que pone los pelos de punta a todos en esa zona. Porque se trata de esa búsqueda por recuperar un tema de fundo legal y que mete en una pelea frontal a dos bandos. Por un lado, la Casa del Pueblo que tiene como antecedentes el control férreo de programas y las negociaciones directas con el gobierno del estado. Por el otro, Paraíso, que llegó a asentarse a la zona. En un primer momento, Casa del Pueblo había dado once mil hectáreas para que los de Paraíso se mantuvieran. Ahí sembrarían, ahí cosecharían y ahí expandirían su control y dominio sin que los de Casa del Pueblo se metieran. Sin embargo, con el paso de los lustros, Paraíso, argumentando el crecimiento de sus familias y de sus hijos, y a la imperiosa necesidad de la exigencia del hambre y las necesidades, se apoderó de siete mil hectáreas más. Esto generó malestar en el grupo que había cedido, en una primera fase y por buena voluntad, y detonó un problema que ha ido escalando paulatinamente y que se encuentra más allá de los buenos deseos y de las buenas actitudes.
Una fuente cercana, amigo de toda la vida, me ha confiado que ante este malestar Casa del Pueblo decidió enseñar, con base en la violencia y el látigo, lo que pasaba a los que se atrevían a burlarse de ellos. Así que se armaron y decidieron enseñar una lección a los de Paraíso. Pero, Chucho viejo aún puede aprender trucos nuevos, y Paraíso, que ya conocía los antecedentes de opresión y violencia emanados de Casa del Pueblo, decidió armarse también. Los cooptados por Paraíso fueron supuestos miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional quienes, con armas de grueso calibre, recibieron a plomazos a los de Casa del Pueblo. Y uno podría pensar que esto es obra sólo de la ficción o de novelas ficcionadas, que en Venustiano Carranza eso no pasa, que en la realidad no se dan este tipo de actos que parecieran ser exportados de la narcoviolencia que aplasta al norte del país, pero les recuerdo los enfrentamientos del año pasado que se saldaron con varios muertos en esa zona y que muchos, incluso, aparecieron con mutilaciones y con mensajes que parecían emanar de las líneas directas de los grupos delictivos.
Esta misma fuente me cuenta que el problema ha escalado un poco más porque Casa del Pueblo tiene a un tal “Chema”, uno de los hombres duros y de peso de ese municipio que, armado hasta los dientes, ya se probó el año pasado contra los grupos de choque que tiene comprados Paraíso. Digo, ya de por sí sabemos lo que significa esa zona por lo aguerrida que es, y por los enfrentamientos que se han dado no sólo entre las organizaciones sociales, sino también en contra de gobierno, pues los hombres de ese pueblo no se andan con rodeos y se defienden hasta con los dientes. Por eso es de suma importancia no pasar por alto este tema del bracheo que acaba de comenzar, pues es el pretexto perfecto para recrudecer rencores y para que se termine, Dios no lo quiera, dando un enfrentamiento severo que acabe con un saldo en rojo y que nos meta, de nueva cuenta, como noticia nacional. Sobre todo, porque lo sé y lo sabemos muchos, el pleito en sí no es sólo de fundo legal, sino que dentro de este espectro de las hectáreas se encuentra un factor determinante y es el pleito por el embarcadero. He ahí el meollo del asunto, he ahí la raíz de todas las envidias y de todos los males. Ese embarcadero lo controla Paraíso y lo quiere en su poder la Casa del Pueblo. Y usted se preguntará que por qué tanta bulla por un embarcadero. Y la respuesta es simple: no lo entenderían.
Lo importante de este tema es que se siga dando la buena voluntad del gobierno para privilegiar el diálogo y que no se recrudezca nunca más ningún enfrentamiento, pues es siempre lamentable lo que la ignorancia y la estupidez terminan haciendo con el ser humano. Hombres asesinándose y dejando en la orfandad a los hijos y esposas, y así sucesivamente. Ojalá que prevalezca el diálogo y que se actúe antes de que se empiecen a dar los roces y que terminemos leyendo en las noticias los saldos negativos que arrojan siempre los enfrentamientos entre grupos contrarios. Nadie quiere más muertos ni más números rojos, sobre todo con estos escenarios complejos que se están dando en materia económica con la inflación y con la recesión, donde el dinero parece evaporarse.
Yo espero que todo este tema del bracheo sólo sea asunto de negociaciones, que se miren feo o se digan de cosas, pero que los ánimos no se caldeen, que no se dé el primer empujón, que ninguno saque primero el arma para mostrar al otro que es más valiente, que ninguno se sienta inmortal o que sienta que la vida ya no le da para más. Esas historias que se van tejiendo desde la violencia, que se van heredando, que van dejando sus muertos como legado para la posteridad y que alimentan el odio, no llevan a ningún lado. Ojalá y ahora se empiece a entender. Nos leemos mañana.
Anclaje
Ya se adelantan algunos,
destapan sus intenciones,
bien hambreados vienen unos,
ya quieren las elecciones.
No se caliente granizos,
que el calor está bien fuerte,
esto no es pa primerizos,
acá no importa la suerte.