¿Quién es quién?
A pesar de que en las últimas elecciones gubernamentales en los estados de Coahuila e Hidalgo, los partidos de oposición lograron derrota en las urnas a Morena, este escenario sería muy difícil de repetir en las elecciones intermedias de 2021, pues en los estados en los que se disputarán las gubernaturas, el partido del presidente López Obrador, muestra ventaja sobre sus adversarios, amplia en Baja California, donde podría retener la gubernatura; en Campeche, Colima, Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Tlaxcala y Zacatecas, en donde quitaría al PRI del gobierno; y también en Nayarit, quitando a la alianza PAN-PRD, así como en Michoacán, en donde perdería el gobierno el PRD, esto de acuerdo con las tendencias que muestran las encuestas.
Lo anterior, a pesar de que el gobierno de López Obrador ha tenido muy malos resultados en todos los ámbitos y por lo tanto consideran que no es creíble que la gente pueda votar por su partido en la forma en que la reflejan las encuestas.
La opinión respecto al mal desempeño del gobierno de AMLO la obtenemos de nuestros círculos cercanos. Sin embargo, el nivel de aprobación que sigue obteniendo el presidente, de 64 por ciento en la más reciente encuesta de El Financiero, no corresponde a esta creencia.
Algunos consideran que el respaldo a López Obrador proviene solo de los grupos clientelares, es decir, de aquellos que reciben recursos a través de programas sociales, señala Enrique Quintana en su columna de El Financiero.
Y es que definitivamente, los partidos opositores no están haciendo el trabajo suficiente para poder tener una buena oportunidad de quitar la mayoría absoluta de la Cámara de Diputados a Morena.
Pasan por alto que lo que suceda en junio de 2021 puede ser determinante no sólo para los próximos años sino quizás para las próximas décadas.
Una mayoría absoluta de Morena en la Cámara de Diputados podría conducir a la realización de un conjunto de reformas constitucionales y legales que generen la posibilidad de que la actual fuerza política en el gobierno pueda quedarse otros seis años y quizás mucho tiempo más.
Mientras los reclamos y enojos se queden en las redes sociales o en protestas callejeras que se diluyen al paso de las semanas y los meses, se puede configurar un escenario para que Morena se quede muchos años en el poder.
Si en los partidos opositores hubieran aparecido figuras políticas poderosas, con capacidad de comunicación, que lograran motivar a los electores, probablemente el balance sería diferente.
Sin embargo, cuando se observan las fuerzas políticas opositoras, se puede llegar a la conclusión de que con esos rivales, es muy difícil que el partido de López Obrador pierda la partida.
En Chiapas, a pesar de que no se disputará el relevo del gobernador del estado, se habrá de operar una importante movilización electoral para asegurar que los 13 distritos federales sean conquistados por los candidatos de Morena, pero aquí las cosas pintan muy diferentes, pues la disputa por el control local, por los ayuntamientos y en consecuencia por el negocio del presupuesto y la obra pública, provocarán una desbandada en los hoy seguidores de Morena, que valga decirlo, no logran ponerse de acuerdo en la definición de sus candidaturas. Esto pone en riesgo el logro de mayoría que López Obrador requiere en el Congreso Federal para concretar las reformas más radicales a las que México se pudo haber enfrentado en los últimos años, y deja a los partidos de oposición, una posibilidad real de capitalizar la intransigencia de los morenistas a favor de un voto de ruptura y castigo. Al tiempo.