Son en esencia una evolución del homoperredista al homobradorista. No saben ponerse de acuerdo y sus supuestos ejercicios democráticos, terminan por provocar rupturas y todo de confrontaciones que son, casi siempre, insalvables. Son los maestros del fuego amigo.
Y es que todo morenista, si es morenista de verdad sabe que su origen es la ruptura. Y esto no es algo malo en política, no hay que equivocarse, la política cumple una función social y su función, es precisamente permitir el ejercicio de los derechos individuales y colectivos que tienen que ver con la legítima aspiración al poder, a la democracia. Las rupturas, en todo caso, son parte de un mecanismo de reorganización que defiende determinados intereses. Entonces, los morenos no debieran sentirse ofendidos o agredidos, pero tienen la piel sensible, y son bastante intolerantes a la crítica
¿Que les sucede? La misma pregunta repiten muchos colegas del medio y la opinión pública. No toleran críticas a sus gobiernos y cuando alguien lo hace, desatan violentas campañas que van desde los señalamientos y adjetivos, hasta las amenazas. Hay que ser demasiado tonto para exhibirse de esa forma, así que en el fondo, los seguidores de Morena son proclives a caer provocaciones, algo que siendo partido en el poder, no habla bien de ellos.
En su elección interna, son evidentes los ataques y las confrontaciones internas. No obstante, también habría que reconocer que este es un momento determinante para la vida futura de este partido político, creado por el líder de la izquierda política más notable de la historia reciente de México. De quien resulte electo o electa como presidenta nacional, dependerá el descenlace de muchos conflictos internos que están poniendo en riesgo su propia existencia.
Morena habrá de decidir por un cuadro que tenga la capacidad para conciliar todas las posturas y posiciones. Un líder que no se atreverá a darse el lujo de privilegiar a unos e ignorar a otros. Un o una líder que salve al barco que se arriesga al peligro de la deriva.
Venidos de la ruptura, el sector más progresista de Morena, está obligado a romper con las viejas prácticas, y de ser necesario, con dirigencias que no sean correspondientes al compromiso con su militancia y con los ideales de nación que se han propuesto construir.